Capítulo 24
Capítulo 24 No es mi amigo, sino mi esposo
Media hora después, Valentina e Izan entraron apresuradamente al Gran Hotel de Coralia. Noah y Aitana, quienes ya los esperaban en un rincón secréto, los vieron de inmediato.
Al ver a Izan, los celos inundaron el corazón de Aitana. No pudo evitar soltar unas palabras “sin querer”:
-Realmente envidio a mi hermana… Siempre tiene pretendientes a su lado.
Al escuchar esto, Noah no pudo ocultar su mirada feroz. Sacó su teléfono y marcó un número:
-Hay un hombre a su lado. Dile que se aleje.
En el vestíbulo del hotel, Valentina recibió una vez más una llamada del número desconocido que le dijo:
-¡Deja a la persona que te acompaña!
Valentina sabía que ella era el verdadero objetivo de esa persona. Sin embargo, aparte de Noah, nunca había tenido un “enemigo” declarado. ¡Parecía que la patada que le había dado no había sido lo suficientemente fuerte! Forzó una sonrisa brillante y se volvió hacia Izan, despidiéndose:
-Izan, muchas gracias por acompañarme hasta aquí. Tengo una cita con un amigo. Así que puedes regresar primero.
Izan no le creyó. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de decir algo, Valentina le hizo una mueca y le dijo:
-Ah, perdón. Él no es mi amigo, ¡sino…mi esposo!
Izan se quedó allí inmóvil, como si un rayo le hubiera caído encima… All text © NôvelD(r)a'ma.Org.
¿Esposo?
-¿Cuándo…? —tartamudęó Izan.
Quería preguntar cuándo se había casado…
Sin embargo, antes de que pudiera terminar sus palabras, Valentina se había marchado corriendo. Mientras corría, se volvió hacia él y agitó el teléfono, diciendo:
-Mi esposo me está esperando impaciente. Los hombres no son fáciles de complacer cuando se enfadan …
+15 BONOS
La radiante risa de la chica mostraba que tenían una relación dulce.
Izan sintió como si algo le oprimiera el corazón y salió del hotel como alma en
pena.
Al ver que su figura desapareció de su vista, la sonrisa de Valentina se desvaneció de inmediato. Luego, recibió un mensaje con un número de habitación. Encontró la habitación y abrió la puerta, pero no había nadie en el interior, solo vio un largo vestido rojo en la cama.
En ese momento, sonó nuevamente el teléfono y a través del altavoz se escuchó la voz aterrorizada de Mónica:
Hermana Valentina, sal de aquí, rápido… No te preocupes por mí…. ¡¡AHH!!
Mónica recibió una fuerte bofetada.
Valentina se enfureció tanto que gritó con vez firme al otro lado del teléfono:
—Si estás haciendo todo esto para atraparme, aquí estoy. ¡Déjala salir!
El hombre soltó una risa maliciosa, ordenó:
—Claro, pero… ¿has visto el vestido en la cama? Alguien lo preparó
especialmente para ti. Ponte el vestido y luego bebe el vaso de agua que está en la mesa. Después, la dejaré ir.
Valentina frunció un poco el ceño. ¡Estaba segura de que había algo en el vaso de agua!
El hombre en el teléfono agregó:
– No intentes hacer trucos. Hay cámaras en la habitación y puedo ver si realmente lo bebes o no. Pero no te preocupes, en el baño no hay cámaras, puedes cambiarte de vestido allí.
Valentina apretó un poco los dientes. Sacó el vestido en la cama y entró al baño.
Unos minutos después, Valentina salió del baño en el vestido rojo, luego bebió todo el vaso de agua.
***
Al mismo tiempo, en el vestíbulo, Noah vio a Santiago entrar al hotel. Se emocionó mucho y comenzó a verificar todos los preparativos nuevamente, pero no se dio cuenta de que Aitana había desaparecido.
En un baño del hotel, Aitana arrojó enfurecida su teléfono al suelo. Unos minutos antes, había recibido una llamada de Luciano, quien le informó que el teléfono
Además, la amenazó con revelar las grabaciones que contenía si no accedía a acompañarlo esta noche.
Aitana estuvo a punto de estallar de ira, pero no tuvo más opción que aceptar la condición impuesta. De repente, se le ocurrió algo. Rápidamente recogió el teléfono y abrió el mensaje de Luciano. Al ver la dirección indicada, soltó una risa maliciosa en voz alta, murmurando para sí misma:
-¡La habitación 1801 del Gran Hotel de Coralia!
¡Resultó que justo estaba muy cerca de la suite del Don Mendoza!
Si Valentina entrara en la habitación de Luciano y ella entrara “casualmente” en la del Don Mendoza …
La emoción se apoderó de Aitana. Cuando se convertía en la esposa del Don Mendoza, podría cambiar drásticamente su insignificante estatus social. En cuanto a Valentina…
En cuanto a Valentina…
La maldad en los ojos de Aitana se intensificó. De inmediato, envió un mensaje a un paparazzi que conocía:
«En el Gran Hotel de Coralia habrá una noticia impactante que no te puedes imaginar.>>
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